Informatio
28(1), 2023, pp. 1-3
ISSN: 2301-1378


Dossier temático: Comportamiento humano informativo


 

Prefacio

Judith Sutz1 ORCID: 0000-0003-2655-5592

1 Coordinadora Académica de la Comisión Sectorial de Investigación Científica, Universidad de la República. Correo electrónico: jsutz@csic.edu.uy

 

Este número especial de Informatio es notable por dos razones. La primera es la riqueza académica y la diversidad geográfica de quienes en él escriben. No es para nada común encontrar, a partir de una problemática común, perspectivas reunidas de África, América del Sur y del Norte, Asia y Europa. Mucho menos común, simplemente excepcional, es que ese ensamblaje de contribuciones de referentes diversos converja en una revista de una facultad joven en una universidad latinoamericana. Cabe preguntarse por tanto cómo fue posible esa convocatoria que pone a disposición un material académico de tan singular riqueza. Y por allí aparece la segunda razón que hace a este número especialmente singular: es el resultado de una historia de trabajo universitario que combina enseñanza, investigación y extensión a lo largo de treinta años.

Quienes investigan saben lo difícil que es abrir un campo nuevo de indagación en el medio institucional en el cual están insertos, sea porque es “nuevo bajo el sol” o “nuevo bajo este techo”- por usar el lenguaje de los estudios de innovación-; a veces, además, la incorporación de temáticas ya cultivadas en otras partes se encuentra con el desafío de abordarlas con cabeza propia para que realmente aporten al campo de trabajo común. Cuesta imaginar, treinta años atrás, en una Escuela Universitaria, cuánta audacia y cuánto tesón hicieron falta para proponerse producir conocimiento nuevo en el marco de una licenciatura principalmente profesional.

Cuando decimos treinta años atrás, no estamos aludiendo a una aproximación cuasi-literaria sino haciendo una afirmación literal: el Grupo de Investigación Autoidentificado con el nombre “Usos y usuarios de Información” se creó en 1992. La temática central de investigación se describe así: “El grupo aborda una problemática central de la Ciencia de la Información: el uso y no uso de información, las necesidades, demandas, expectativas y comportamientos de las personas en procesos informacionales, los flujos comunicacionales, así como su relación de las personas con los sistemas y servicios disponibles en distintos contextos. Se abarcan distintas categorías de usuarios reales, potenciales y no usuarios, y se analizan los modos en que los individuos se relacionan con los contenidos de información, considerando la dimensión humana, socio-cultural, económica, tecnológica, epistemológica, técnica y ética de este espacio disciplinar. Se busca contribuir a una praxis profesional reflexiva y, articulando investigación y docencia, generar un espacio de producción, acumulación e intercambio, construyendo comunidad académica.”

¿Cómo desde aquellos comienzos rodeados de debilidades -de esas que quienes hacemos trabajo académico en el Sur conocemos bien y desafiamos cotidianamente- se llegó a la maduración de líneas de trabajo que aportan sustantivamente al campo de indagatoria y dialogan en pie de igualdad con sus contribuyentes en varias partes del mundo? Reflexionando desde la perspectiva de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la Universidad de la República, que recibió en múltiples ocasiones demandas de apoyo de integrantes de dichas líneas de trabajo, se percibe algo que quizá la política no previó de forma explícita, pues sus instrumentos apuntan a fines concretos particulares: el conjunto produce sinergias virtuosas. Hacen falta recursos para investigar: los proyectos de Investigación y Desarrollo, los proyectos de Investigación e Innovación Orientados a la Inclusión Social y los proyectos de Vinculación con el Sector Productivo, las tres vertientes de financiación de propuestas de investigación de la CSIC, recibieron demandas que fueron apoyadas, empezando tan temprano como 1994 con un trabajo en conjunto con un sindicato. Hace falta comunicarse con el mundo, para contar hallazgos, para intercambiar con mayor profundidad con colegas el exterior y, también, para traer al país a colegas que trabajen en el medio local con la comunidad temática. Congresos, Pasantías, Profesores Visitantes fueron otros tres programas de la CSIC ampliamente utilizados, lo que permitió conocer y darse a conocer a diferentes colegas a lo largo del tiempo. Además, hay que difundir resultados de investigación, para lo cual la Biblioteca Plural de la CSIC fue uno de los vehículos utilizados, con libros compilados de acceso libre. Hay que estimular el gusto por la indagación en las jóvenes generaciones: hubo dirección de equipos de investigación estudiantil a través de un programa específico que apoya con pequeños recursos propuestas de trabajo elaboradas por estudiantes de grado bajo tutoría.

Como universitaria -condición que, aunque ya retirada, no se pierde- y habiendo sido parte de la acción de la CSIC por mucho tiempo, percibo a este dossier de Informatio no como una culminación, pues nada termina aquí, pero sí como un hito por demás significativo. Además, sirve como demostración de que la conjunción de voluntad académica y políticas de investigación reflexivas abren espacios a la creatividad, al avance del conocimiento y a su utilización en beneficio de la sociedad en que se vive.